“El tío Demetrio se está muriendo”. Una voz en el teléfono da pie a un viaje de desasosiego, de reencuentro y de desencuentro, a un retorno al pasado pero con los ojos del presente, a un darse cuenta de que lo que en nuestros recuerdos tiene un aspecto, en los ojos reales lo pierde y encuentra otro menos alegre.
Reflexión sobre la edad y el paso del tiempo, sobre la evolución y la pérdida de los afectos, sobre el viaje como introspección y escenario visible de lo que en el orden del pensamiento se presenta borroso y abstracto.
El Otoño Siempre Hiere constituye la visión personal de Raúl Guerra Garrido del desconsuelo ante un pasado ya ido, del lastre de los años, de la posible redención y recuperación a través de la escritura de algo del sabor de la primavera que no quedó del todo atrás.
Muchnik Editores, 2000
El Apleph, 2002